martes, 21 de abril de 2015

La rana y el escorpión


Cuenta un relato popular africano que en las orillas del río Níger, vivía una rana muy generosa.

Cuando llegaba la época de las lluvias ella ayudaba a todos los animales que se encontraban en problemas ante la crecida del rio.

Cruzaba sobre su espalda a los ratones, e incluso a alguna nutritiva mosca a la que se le mojaban las alas impidiéndole volar. Pues su generosidad y nobleza no le permitían aprovecharse de ellas en circunstancias tan desiguales.

También vivía por allí un escorpión, que cierto día le suplicó a la rana: «Deseo atravesar el río, pero no estoy preparado para nadar. Por favor, hermana rana, llévame a la otra orilla sobre tu espalda»

La rana, que había aprendido mucho durante su larga vida llena de privaciones y desencantos, respondió enseguida: «¿Que te lleve sobre mi espalda? ¡Ni pensarlo! ¡Te conozco lo suficiente para saber que si te subo a mi espalda, me inyectarás un veneno letal y moriré!»

El inteligente escorpión le dijo: «No digas estupideces. Ten por seguro que no te picaré. Porque si así lo hiciera, tú te hundirías en las aguas y yo, que no sé nadar, perecería ahogado»

La rana se negó al principio, pero la incuestionable lógica del escorpión fueron convenciéndola... y finalmente aceptó. Lo cargó sobre su resbaladiza espalda, donde él se agarró, y comenzaron la travesía del río Níger.

Todo iba bien. La rana nadaba con soltura a pesar de sostener sobre su espalda al escorpión. Poco a poco fue perdiendo el miedo a aquel animal que llevaba sobre su espalda.

Llegaron a mitad del río. Atrás había quedado una orilla. Frente a ellos se divisaba la orilla a la que debían llegar. La rana, hábilmente sorteó un remolino...

Fue aquí, y de repente, cuando el escorpión picó a la rana. Ella sintió un dolor agudo y percibió cómo el veneno se extendía por todo su cuerpo. Comenzaron a fallarle las fuerzas y su vista se nubló. Mientras se ahogaba, le quedaron fuerzas para gritarle al escorpión:
«¡Lo sabía!. Pero... ¿Por qué lo has hecho? Ahora moriremos los dos»
El escorpión respondió: «Lo siento no puede evitarlo. Es mi naturaleza»

Y juntos desaparecieron en medio del remolino mientras se ahogaban en las profundas aguas del río Níger

Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti


Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti eran dos inmigrantes italianos, acusados del asalto y homicidio del pagador de una fábrica, Frederick Parmenter, y su escolta Alessandro Berardelli, en el pueblo de South Braintree, Estados Unidos, el 15 de abril de 1920. El proceso judicial causó un gran escándalo internacional y fuertes protestas, sobre todo en Europa aunque también tuvo grandes dimensiones en Latinoamérica, debido a las escasas e insuficientes pruebas. Pese a las protestas y los pedidos de clemencia arribados de todo el mundo, incluido el Papa, la condena a la pena de muerte se mantuvo inalterable y fueron ejecutados el 23 de agosto de 1927. Antes de morir, Nicola Sacco se volvió hacia los testigos y gritó: ¡Viva la anarquía! En 1977 Estados Unidos reconoció oficialmente el error, Sacco y Vanzetti fueron exonerados de manera simbólica el 23 de agosto de 1977 por el entonces gobernador de Massachusetts, Michael Dukakis. Se considera que en un contexto social en que se temía la llegada del comunismo tras la crisis social desatada por el big crack, se debía dar una señal potente que el pensamiento socialista y anarquista sería fuertemente vigilado y castigado.

"¡No hay justicia para los pobres en América!
...¡Oh, compañeros míos, continuad vuestra gran batalla! ¡Luchad por la gran causa de la libertad y de la justicia para todos! ¡Este horror debe terminar! Mi muerte ayudará a la gran causa de la humanidad. Muero como mueren todos los anarquistas, altivamente, protestando hasta lo último contra la injusticia...Por eso muero y estoy orgulloso de ello! No palidezco ni me avergüenzo de nada; mi espíritu es todavía fuerte. Voy a la muerte con una canción en los labios y una esperanza en mi corazón, que no será destruida..." Nicola Sacco
http://www.youtube.com/watch?v=gyTmcDmm154

Ícaro


Un hombre llamado Dédalo y un hijo suyo, Ícaro, llevaban mucho tiempo en una isla sin poder salir. Pasaban los días mirando al mar que los separaba de su patria. Una tarde Dédalo se quedó mirando fijamente al cielo, donde un águila subía cada vez más alto volando.

Dédalo gritó:
- ¡Ya sé cómo vamos a salir de aquí!
Y se puso a construir unas alas muy grandes con cera y plumas.
Cuando tuvo las alas terminadas, se las ató a Ícaro a la espalda. Luego Ícaro le colocó a su padre las suyas.
Antes de partir, Dédalo advirtió a su hijo: -Ten cuidado, hijo mío, no subas muy alto-
Pensaba que, si se acercaba mucho al Sol, la cera de las alas se iba a derretir y caería al mar. Ícaro comenzó a mover las alas con sus brazos, como hacía su padre, pero pronto se separó de él... Cuanto más subía, más contento estaba. Hasta que se olvidó que iba a su patria y del consejo de su padre. ¡Era tan hermoso el Sol! Podría subir mucho más y verlo de cerca...

Volando junto al mar, Dédalo miraba al cielo. Ya no veía a su hijo. Un rato después vio a lo lejos, sobre el agua, las alas de cera y plumas. Ícaro había caído al mar.>

Hipopotomonstrosesquipedaliofobia

Hexakosioihexekontahexaphobia miedo del número seiscientos sesenta y seis (666)

Taumatawhakatangihangakoauauotamateaturipukakapikimaungahoronukupokaiwhenuakitanatahu Es el nombre maorí que se refiere a una pequeña colina de poco más de 300 metros, situada al noreste de Nueva Zelanda.

Llanfairpwllgwyngyllgogerychwyrndrobwllllantysiliogogogoch es un pueblo de la isla de Anglesey, en Gales.

Krungthepmahanakhon Amonrattanakosin Mahintharayutthaya Mahadilokphop Noppharatratchathaniburirom Udomratchaniwetmahasathan Amonphimanawatansathit Sakkathattiyawitsanukamprasit, que significa ‘Ciudad de ángeles, la gran ciudad, la ciudad de joya eterna, la ciudad impenetrable del dios Indra, la magnífica capital del mundo dotada con nueve gemas preciosas, la ciudad feliz, que abunda en un colosal Palacio Real que se asemeja al domicilio divino donde reinan los dioses reencarnados, una ciudad brindada por Indra y construida por Vishnukam’. Es la capital y ciudad más poblada de Tailandia.

La Pobreza


Un hombre quería mostrarle a su hijo la pobreza y lo llevó donde una familia campesina.
Al regresar le preguntó al niño: ¿Qué te pareció la pobreza?. El niño respondió: ¿De qué pobreza me hablas?.

Ellos tiene cuatro perros, yo tengo uno.
Nuestra piscina llega sólo hasta la mitad del jardín, en cambio ellos tienen un riachuelo que nunca termina.
Nosotros tenemos lámparas importadas, ellos tienen estrellas.
Nuestro patio llega hasta la pared del vecino, el de ellos termina en el horizonte.
Ellos tienen tiempo para sentarse a conversar, en cambio tú y mamá tienen que trabajar todo el tiempo, y casi nunca los veo.

El niño finalmente añadió: ¡Gracias papá por mostrarme la verdadera riqueza!
Me recuerda a la canción Jacinto Cenobio:
http://www.youtube.com/watch?v=hun0JfKHcjk

Jacinto Cenobio
Jacinto Adán
si en tu paraíso
sólo había paz.
Yo yo no sé qué culpa
quiere pagar
aquí en el infierno
de la ciudad.